lunes, 18 de mayo de 2015

Walter Iannelli -Retrato de un tipo odioso


Walter Iannelli, Haedo, Bs As, 26 de febrero 1962 – CABA, 14 de marzo 2014



Retrato de un tipo odioso

Un tipo odioso, cuando va al almacén
pide 200 de jamón y 100 de queso
porque el queso es placer y el jamón alimento.

Un tipo odioso jamás va a tener un auto que en relación resulte
más importante que la casa
y fumará de garrón sus propios cigarrillos
si es plata que ahorró de evitar el taxi.

Un tipo odioso podrá portar una barbita triangular
como esos sátiros intelectuales
que de noche salen a corretear jovencitas.
Pero si no tiene barba será de más cuidado:
a la luz querrá todo de la carne
y cuando aquella se apague saldrá a hacerse el intrigante
con una valija colgada al hombro requisada en una tienda
de coreanos.

Un tipo odioso no entenderá ninguna discusión importante
ni alocución que merezca términos abstractos.
Sin embargo contestará a cada una de las requisitorias
con el aplomo del que se regocija de no tener certeza de nada.

Se preguntará cómo todas las mujeres
son hermosas y los tipos sabios.
Cómo catzo un protón se convierte en luz
cómo la luz viaja tan rápido
cómo el rápido a Liniers tarda tanto
cómo lo tanto nunca alcanza a ser el todo
cómo el todo es tanta nada junta
y mantendrá la mirada entre un horizonte imposible
y el borde de la mesa
con la esperanza de que ciertas señoras se mojen un poquito
y los hombres crean que está pensando en algo definitivo
e insoslayable.

Sin embargo es casi seguro que el tipo odioso
sólo sufre.
Le preocupan la moratoria de Arba
el coste de la carne
el viagra y el ibuprofeno
el premio Nobel
el concurso de poesía de Villa Ortúzar
el asesino de la esquina y la minifalda de la panadera
la basura que acaba de dejar en el tacho.
Y si tiene hijos llorará todas las noches
porque aún no cree en este mundo.

La gente lo verá por la calle para señalarlo con el dedo:
Acreedores, ex amigos, clientes de viejos rebusques
compañeros ocasionales de tuca, sauna y billar a tres bandas.
El no reconocerá a nadie, no por falta de memoria.
Un tipo odioso es despistado, egoísta y camorrero.
Está más interesado en ponerle el pie al mundo que
en pararse a charlar con el diariero de la esquina.
Sin embargo odia el panfleto
y se la pasa diciendo que es capaz de doblar al medio cada palabra
para ver si adentro tienen
otro jugo
para ver si saltan como conejitos sus corazones de mentira.

Un tipo odioso parecerá Impresentable
Aparatoso
Irresistible
Irreductible
Y amará a los animales que copulan en la calle
ellos le recordarán cuánta mierda le ha caído encima
como para necesitar aire acondicionado
y música de Air Suplair
para echarse un polvo.

Un tipo odioso
finalmente
espiará por la ventana del cuarto piso soñando con el césped
puteará al césped por tener que cortarlo
cortará el pastito añorando los sillones de estilo
y se levantará del capitoné ecológico  con cariátides del siglo XVIII
para suspirar en la ventana
por el yuyal del linyera de planta baja que
matea en camiseta en una reposera oxidada.
(deseo desplazado, que le dicen)

Un tipo odioso arreglará siempre sus propios instrumentos:
los rulemanes del lavarropas
los cables pelados
el piano desafinado
los estantes del baño
la estufa
el calefón
con la convicción de que Dios ha pecado
por hacerlo tan perfecto.
Y cuando acepte al fin al service del televisor
o el plomero evite que la inundación de su baño ahogue al cocker del vecino
los sacará poco menos que a patadas en el culo
por querer cobrar 50 pesos por lo que a él le hubiera llevado
apenas
14 años en la facultad de ingeniería.

Un tipo odioso siempre estará al pedo
o tendrá veinte veces ocupado el mismo horario un mismo día.
Su agenda será como una tabla ouija o un viejo papiro deshilachado.

Un tipo odioso dará siempre en el clavo
porque el clavo está en la punta del martillo
y no en su mano.



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