martes, 30 de enero de 2018

Elena Shvarts -Un retrato del sitio de Leningrado mediante pintura de género, naturaleza muerta y paisaje

Elena Shvarts, San Petersburgo, 17 de mayo 1948-San Petersburgo, 11 de marzo 2010
Traducción Martín López-Vega


Un retrato del sitio de Leningrado mediante pintura de género, naturaleza muerta y paisaje

1- Relato de un testigo (Género)

Pasado el mercado Andreevsky
un hombre camina del lado de dentro del Sitio.

De repente, le asalta una visión increible:
¡Un olor a sopa, una aparición en forma de sopa!
Dos fornidas mujeronas
vierten la sopa en platos.

La gente se la toma encogida sobre sí misma,
escudriñando en sus pupilas reflejadas en el líquido.

De pronto la policía
les quita de un golpe los platos de las manos,
dispara al aire:
¡Están ustedes comiendo carne humana!
¡Carne humana!

Los rollizos brazos de las mujeronas se recogen
y se dirigen a la cuadrilla que dispara,
caminan y aúllan silenciosamente
y las garras de sus ojos lobeznos
arañan el aire.

El transeúnte llega tarde para la sopa.

Un pájaro picotea sus pies desde el suelo—está peor aún.
Y él marcha, caminando sobre los muertos
o rodeándolos, como charcos.

2- Naturaleza muerta

La basura del crepúsculo lame la ventana.
Un joven se encorva sobre ella impaciente,
mirando fijamente una cacerola…

Dentro de la cacerola, un gato balbucea.
Cuando llegas a su altura, lo llama «conejo».

Come, ríe salvajemente.
No tarda en morir. Con calma, en el aire
trazas con carboncillo una naturaleza (¡y tanto!) muerta.

Una vela, un poco de cola de carpintero,
una ración de pan, un puñado de lentejas.

¡Rembrandt! Así querría uno vivir y orar.

Incluso congelado. Incluso en los huesos.

3- Paisaje mixto. Escaleras, patio, iglesia
(papel, carbón, sangre de cuervo)

Ya ni hermano ni padre
arrastran una sombra
con los rifles apoyados contra el coxis.
Una bombilla desnuda cuelga de forma parecida,
una corriente la azota desde el sótano.

Tras esta pintura de un azul apagado hay amarillo,
tras el amarillo, verde,
no raspes hasta llegar al fondo, no es necesario,
no hay más que yeso y vapores del infierno.

Aquí, cómetela, una patata de color rosa.

¡No tienes nada más, Sitio, que mi hueso!

¿Qué has comido? Dime:
escarcha azul de las rocas,
gusanos, un hocico de caballo,
una cola de gato.

De toneles de manos humanas y mechones de pelo
te has alimentado. De golondrinas, de estrellas y humo,
de árboles, como un pájaro carpintero,
de acero, de herrumbre.

Y en el patio cortan la garganta de un hombre sin cuchillo,
con una sencillez privada de toda ceremonia.
Una voz surge de la herida humeante.

Canta de una semilla de mostaza y de una miga de pan,
del alma de la sangre.

Bajo la débil aurora boreal
el cielo camina sobre tumores.

El Sitio se alimenta
del alma, como el lobo come su pata atrapada en el cepo,
como el pez come el gusano,
como la sabiduría insaciable come palabras…

Devuélvenos a cuantos se llevaron lejos
en el cuerpo del camión fofo,
tintineando, como leña congelada.

Viernes Santo. Vacía, hambrienta iglesia.

En la voz deshidratada del diácono, vivo por poco,
resuenan sombras llevadas en sus mortajas.

El sacerdote gira la cabeza:
“Oh, ahora he visto, he comprendido—
Te levantaste de entre los moribundos
y no hay salida, la ruina nos espera a todos”.

Mi sangre se convierte en vino helado,
el uróboros se muerde la cola.

Los dientes se esparcen por el cielo
ocupando el lugar de las crueles estrellas.

domingo, 28 de enero de 2018

Rodolfo Fogwill -Llamado por los malos poetas

Rodolfo Fogwill, Quilmes, 15 de julio 1941–Bs As, 21 de agosto 2010


Llamado por los malos poetas 

Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.

Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible. O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.

Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.

(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).

Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados y damas policiales
vigilando la casa.

A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.

Todo eso abunda: faltan los poetas,
los mil, los diez mil malos, cada uno
armado con su libro de mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.
Ah.. y los curricola,
y sus diez mil applys nos faltan.

No es la muerte del hombre, es una gran ausencia
humana de malos poetas. Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios,
folios de cartulina, ilustraciones
de gente amiga, cenas
con gente amiga, exégesis, escolios,
tiempo perdido como todo.

Se necesitan poetas gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio, al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha de ozono, al agujero
de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium y a la guerra
entendida como continuidad de la política,
del comercio,
del ocio de escribir.

Se necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras y Marthas
que escriban. Nombres para poetas,
anagramas, seudónimos y contraseñas
para el chat room del verso se necesitan.

Una poesía aquí del cirujeo en la veredas.
Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.

Una poesía por las calles (venid a ver
los versos por las calles...)

Una poesía cosmopolita (subid a ver
los versos por la web...).

Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver
poesía en el pesebre del amor...)

Una poesía explosiva: etarra, ética,
poéticamente equivocada.

En los papeles, en los canales
culturales de cable, en las pantallas
y en los monitores, en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos,
deteriorados por el alcohol,
descerebrados por la droga,
hipnotizados por el sexo
idiotizados por el rock,
odiados, amados por la gente aquí.

En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso de la oficina,
entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios
vigilados se buscan.

¿Habrá en la tropa?
¿En los balnearios, en los baños
públicos que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol?
¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con gente?
¿Sin amor?

No es el fin de la historia, es
el comienzo de la histeria lingual.

Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo:
Te necesito nene.
Para empezar te necesito.
Para necesitar, te pido
ese minuto de poesía que necesito, necio:
quisiera ver si me devuelves el ritmo de un mal poema,
que me acaricies con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes todo con la trivialidad del medio.

Y en medio del camino, en el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.

Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles, nuevas
propuestas para el cambio, causas
para temer, para tener,
aquí en el sur.

Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos,
suecas a la sombra de un Rey.

Riámonos del Rey.
De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España
es su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando el orden
del capital y la sintaxis.

¡Ay, lengua:
aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,
suturada de chips, y cubre
nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!

viernes, 26 de enero de 2018

Osip Mandelstam -el siglo

Osip Mandelstam, Varsovia, 15 de enero 1891 - Vladivostok, 27 de diciembre 1938
Versión Silvia Camerotto


el siglo

mi siglo, mi bestia, ¿hay alguien
que pueda escudriñar tus ojos
y con su propia sangre fundir
dos centurias
que justifiquen tu osamenta?
la sangre creadora mana desde la garganta terrenal,
y los parásitos tiemblan
en el umbral de los días por venir.

en tanto la criatura se mantenga con vida,
la médula debe darse a luz,
mientras la columna oculta
distrae el oleaje.
han restituido la cima de la vida
como el cordero ofrecido en sacrificio,
como el dócil cartílago de un niño—
el siglo de la infancia de la tierra.

para liberar la época de su confinamiento
para generar un nuevo mundo,
los desavenidos, los enmarañados días
deberían sonar al unísono como una afinada flauta.
es el siglo que mece las mareas
con la desesperación de la humanidad,
en la maleza el aliento de una serpiente
es la dorada medida del siglo.

aun los retoños se embravecerán
y los inmaduros pimpollos brotarán
pero ¡tu columna vertebral es aplastada,
mi fantástico y despreciable siglo!
en lunática beatitud
miras atrás, cruel y debilitado,
como la ágil bestia que fuiste,
las huellas dejadas por tus pies.

la sangre creadora mana
desde la garganta terrenal
el indiferente cartílago de los océanos
salpica con la desesperación del pez buscando la costa.
y la albanega del pájaro se despliega en las alturas
de las húmedas piedras azul cerúleo,
corrientes de agua inundan la inevitable apatía
de tu única herida mortal.

miércoles, 24 de enero de 2018

Jaime Lepé -Alicia ya no vive aquí

Jaime Lepé, Santiago de Chile, 2 de marzo 1958 


Alicia ya no vive aquí
                                                                         a Pedro Lemebel y Andrés Paves

Los dos hablaban ronco.
Ninguno decía yes
pero la francesa la manejaban a pedir de lengua
Sanguijuelas
Hirudo medicinalis sobre carne viva
Boas constrictoras laburando.

En sus últimos días
se adueñaron de mi ex barrio
desde que la Ley Pinochet
me expatriara Ande arriba
con un pasaporte falso
del tal Sísifo el sifilítico
partí al destierro
implosionado de mitos liscérgicos
y mis preciosas piedras de contrabando

Dos que traigo de muy atrás
sobrevivientes del diluvio universal
previo al casting de esclavas sexuales
en galeras atlantes o lemures.
Nos perdimos entre la noche y el pleamar
les volví a reunir
resucitadas bajo el cielo plenilunado
entre las liosas manos de abuela Wasca
Aya aya llalla yay yay
la luz de agua como huasquea!!
a guascazo limpio a veces ama abuelita Ayahuasca.

Aún me sorprendo telefoneándoles, yendo hacia sus casas. Ahí en mi calle con olor a novela, justo frente a la cómoda de mi nana Alicia, desde donde a mediados de los 60´s una amiga de mi madre y su hija robaron una muñeca que la miraba en El Corcovado cuando mamá compró, una negra vestida de rica que al darle vuelta su pollera, cabeza abajo sonreía una negra pobre
Negra rica. Negra pobre

Mariquita linda adiós marrón glasé
Mariquitas bien feas salseadas de marismas a la marinera

_La pobre es más rica, decían al verla
_Pero la rica fue pobre, replicaban al pasar
_Y alguna vez algo más rica y menos jalera,
cuchichean aún las maracas igualadas por la derecha.

Las dos hicieron la yeca
una tenía 4 casas
mientras a la otra
muerta de viva
fueron a lanzarla de contrabando en un país fronterizo justo a ella la hoyuda nadie le ayuda con el hoyo a yacer oye.

Ágramáticas a la dramática neoliberal
vistieron en sus destinos las asimetrías
de su despiadado país.
Entre el menos aquí y el más allá
la desnuda atascó con su cuerpo
con el cajón
con la carroza
el tránsito encrucijó con puro poder mental
obsesionada de no quedar sola en un nicho
que al expirar
inmediatamente se enteró que era a medida para un talle muy menor que lo suyo
Insultó
Rezó hechizos mastanahuas
Apostó hasta el último rictus
en desesperado intento de cerrar las rejas del infierno y el cielo
Para que el cortejo fúnebre nunca llegara a destino.

La otra,
varios días después
ya viva de puro muerta
en un estilo similar a su prima la finada
se negaba a entrar al cajón
como perra fruncida que la echan a dormir al patio
de cuclillas sobre la losa de la autopsia
travestida de esfinge entubada
aún sin voz
al cocainómano de la funeraria entretenía con acertijos:

El féretro ¿de terciopelo o caoba?
¿Negro o rosa?
Velatorio ¿en el Museo de Bellas Artes o el Palacio de la Moneda?
Yo soy la estrella en este entierro
por lo que personalmente
inspeccionaré los pormenores
de mi supuesto sepelio.

Los dos son entrañables
esa foto no se borra
Los dos se ríen
revolotean
giria que yiran cambiándome de lugar estas letras.
La negra rica
la negra pobre
La negra mordida
la negra masticada
Los dos
una por otra
al llamado, tras la puerta, fingiendo la voz en tiempo de negra respondieron a la muerte:
"Alicia ya no vive aquí"

lunes, 22 de enero de 2018

Antón Arrufat -En la pared del baño

Antón Arrufat, Santiago de Cuba, 14 de agosto 1935 


En la pared del baño

Entra. He corrido la cortina.
Tu cuerpo avanza sin secretos.
Agua y puerta nos defienden
del mundo. Suenan las tuberías,
y tú avanzas, y ya estás aquí.
El agua repiquetea en tu carne.
Espalda, hombros, pecho:
palabras que ya no son palabras.
Nuestros padres no podrían
comprendernos. Se amaban
sin luz, con las medias puestas.
Cantas, y tienes el pelo mojado
y las pestañas. Echa hacia atrás
la cabeza: el agua salta
en tus dientes, bulle
en las llaves de níquel.
Cantas para mí solamente.
Nos pasamos el agua de mi boca a tu boca.
En esta secreta cámara marina,
en el fondo de las aguas,
tu carne huele, tu piel salada,
dulce, sabe a limón, a tristeza,
a cosas que no alcanzo a decir.
¿A qué sabe tu piel en estas aguas,
mientras cantas?
El bien del cuerpo lo aprendemos ahora.
Sin cruces, infiernos ni consignas.
Sé amarte en el agua, desnudos.
Dejaremos huellas mojadas en el piso.
Tu cabeza desciende al borde de mi cama.

sábado, 20 de enero de 2018

Lêdo Ivo -Oficio de la mortaja

Lêdo Ivo, Brasil, 18 de febrero 1924 – España, 23 de diciembre 2012
Versión Mario Bojórquez


Oficio de la mortaja

Futuro, el vivo yace dentro del muerto
y su mano inmóvil no fustiga
las moscas circundantes, ni las flores
reales y metafóricas que lo rodean.
El hombre muerto desvive y forja la fábula
de una tumba cambiada en luz y altura.
Las moscas abren las alas para verlo
pasar en dirección a la eternidad.
¡Oh gloria de estar muerto y reclamar
el Reino prometido a todos los hombres
que en el muro de la vida buscaron
el portón del jardín del Paraíso!
Y el muerto siente el olor de las frituras
en el restaurante cercano de la capilla:
los vivos comen carne y beben lágrimas.
Y el sudor de los que se aman, y el estremecimiento
de las ortigas a los vientos funerarios
y las heces que, en el mar, hablan de los hombres,
a todo atento el lúcido finado,
y su oreja nota el anacoluto
de la pálida viuda en negro duelo;
y sus ojos contemplan, formidables,
el tránsito soberbio de la ciudad
cuando anochece, abeja gigantesca,
babilonia de luz, música y vidrio.
El antiguo transeúnte que hay entre los muertos
lo convida a tomar café de pie
a la puesta del sol que huele a sandwich
y a gasolina –-adiós, oh vida inmensa
que se nutre de risa, polvo y plegaria,
adiós, oh papagayo que haces cabriolas,
adiós, rodillas amadas, brisa pura
de la playa, a todo adiós. No sólo de moscas
vive, crucificado y mudo, el muerto.
Guerrero de lo absoluto, mata a la muerte.
Ser de promesa, horizontal y póstumo,
el hombre vive de la espera. Y ni difunto
renuncia a su eternidad.



circulodepoesia.com

jueves, 18 de enero de 2018

Oscar Hahn -La muerte es una buena maestra

Oscar Hahn, Iquique, 5 de julio 1938


La muerte es una buena maestra

Levántate y anda al hospital me dijo la voz
Soy el fantasma anterior a tu nacimiento
Aún no es tiempo para el otro fantasma
Tu muerte te afectaría profundamente
Jamás podrías recuperarte de tu muerte
Me pusieron en una camilla y me metieron al quirófano
Al otro lado se ve el infinito qué miedo
Tengo un hoyo en el alma
por el cual se me escapa el cuerpo
El médico me abrió la arteria que pasa por la ingle
y empecé a delirar
Aquí en este mar que llaman el inconsciente
hay unas lianas que se te enredan en el cuello
lianas azules lianas rojas lianas incoloras
que se te meten por la boca y no te dejan respirar
Los otros los que estaban conmigo en el agua frígida
rodeados de pedazos de hielo me dijeron:
Somos todos pasajeros del Titanic
El inconsciente es un árbol lleno de pájaros muertos
que se echan a volar cuando uno menos lo espera
Escucho el ruido de serruchos que cortan tablas
de martillos clavando clavos
Viene del astillero de la muerte y no se oye con los oídos
Somos árboles ambulantes en la vía pública
soñando con ser barcos o aspas de molino
pero no leña en la hoguera
donde las llamas bailan y se ríen y contorsionan
como si estuvieran en una orgía las muy cochinas
striptiseras del cabaret de la muerte
El médico me abrió la arteria que pasa por la ingle
Estuvo mucho rato adentro de mi aorta
sacando la nieve con una pala
El camino hacia el corazón está limpio
y mi sangre empezó a fluir
Entraron mi mujer y mis dos hijos pequeños
y me acariciaron las manos llenas de pinchaduras
Soy inmortal les dije al menos por ahora
y caí profundamente dormido
Desperté adentro de una pintura del Bosco
entre tubos y alambres conectados a máquinas
Pero aquí no hubo ni extracción ni piedra ni locura
Solamente un sujeto perfectamente lúcido
Se me acercó un arcángel y me dijo: Soy Tammy
Era más dorada que el sol y estaba atravesada por la luz
Un ave vuela de las cenizas de mi corazón
un ave roja que palpita y canta
La muerte es una buena maestra
cuando te habla al oído y se retira

martes, 16 de enero de 2018

Paul Simon -La conversación pendiente

Paul Simon, Nueva Jersey, 13 de octubre 1941
Versión Daniel Fara


La conversación pendiente

Color de naturaleza muerta
de una tarde avanzada.
Y el sol pasa a través de las cortinas
Y las sombras se difuminan en el cuarto.
Y sentados tomamos nuestros cafés
en el sofá de la indiferencia,
como caracoles en la playa.
Podés escuchar rugir al océano
en la conversación pendiente
y los suspiros superficiales,
que son las fronteras de nuestras vidas.

Y vos leés tu Emily Dickinson,
y yo mi Robert Frost,
y marcamos las páginas con señaladores
que miden lo que hemos perdido.
Como en un poema pobremente escrito,
somos versos arrítmicos,
pareados que no riman
en un compás entrecortado.
Y la conversación pendiente
y los suspiros artificiales
son las fronteras de nuestras vidas.

Sí, hablamos de “cosas importantes”
con las palabras apropiadas:
“¿Sirve de verdad el psicoanálisis?”
“¿Realmente está muerto el teatro?”
Pero la habitación
se ha desdibujado suavemente
y sólo beso tu sombra.
No puedo sentir tu mano:
ahora sos una extraña para mí,
perdida entre una conversación pendiente
y los suspiros artificiales,
que son las fronteras de nuestras vidas.


domingo, 14 de enero de 2018

Fátima Maldonado -Piscis

Fátima Maldonado, Santo Amaro, Sousel, Portugal, 26 de mayo 1941
Traducción José Ángel Cilleruelo


Piscis

Un edificio en construcción,
cuántas veces hicimos el amor
sintiendo la mezcla de la cal en el cemento.
El batacazo de la masa granulosa
tintinaba en mi interior como pulgar en una campana,
coz dada con la mano contra un jarro de vidrio.
Tu vaivén continuaba sobre mí
recordándome el ingenio
de azúcar en reposo
la noria con cangilones
el grano molido.
Oía toser a un viejo albañil
cuando por fin descansabas.
Tu peso acostado
detrás de mi espalda
sonaba en la hojalata del plato
o en el metal del vaso
los arreglos tardíos de la fiambrera manchada
por grasas que la uña
ya no logra arrancar.
Rápidos subíamos hasta el terrado,
juntos nos sentábamos,
columnas partidas tapizaban el suelo.
Enfrente veíamos el mar de repente bronco,
populoso y lento
desvaneciéndose en barcos, sirenas, grúas,
chimeneas listadas, gaviotas alrededor,
la mirada cansada, sintiéndome húmeda
oía en los dientes el pálpito de tu sangre.
El olor que rezumas formaba por encima
de nosotros un dosel,
mansa caía la tarde azulada.
Al fondo la iglesia y sus minaretes,
la luna observaba detrás del cimborrio,
caía el polvo de un imperio deshecho
sobre Lisboa al fin pacificada.

viernes, 12 de enero de 2018

Boris Pasternak -Mi hermana la vida

Boris Pasternak, Moscú, 10 de febrero 1890 – Rusia, 30 de mayo 1960
Traducción Natalia Litvinova


Mi hermana la vida 

Mi hermana la vida hoy se rompe a torrentes
contra todos como lluvia primaveral,
pero la gente enjoyada se queja y muerde
con cortesía igual que una víbora en la avena.

Los ancianos dan sus razones,
sin duda las mías son ridículas:
la tormenta tiñe de lila los ojos y el pasto,
y el horizonte huele a hierba perfumada.

En mayo leo la ruta de los trenes
señalando con un junco
y es más grandioso que el Libro Sagrado
o el diván ennegrecido por el polvo
del temporal.

Y cuando el freno lanza sus ladridos
a los amables campesinos en el viñedo,
desde el asiento miro si llegamos
a mi estación
y ocultándose el sol de mí se compadece.

Y por tercera vez la campanilla
se disculpa: lo siento, aquí no es.
Detrás de la cortina: la abrasadora noche,
la estepa rueda hacia la estrella.

Parpadeando, titilando, algunos ya descansan,
mi amada también duerme como Morgana,
a la hora en que mi corazón salpica
por las plataformas y desde las puertas
del vagón
rocía la estepa.

miércoles, 10 de enero de 2018

Laura Yasan -rasgos II

Laura Yasan, Buenos Aires, 20 de octubre 1960


rasgos II

cuando sueño con ella
piso descalza los pasillos oscuros que llevan a su cuarto
busco el cajón prohibido cada vez
sé lo que esconde
tengo los dedos congelados
toco sus pieles de animales muertos
una alianza de oro
ropita de bebés que no nacieron
hay pesadas tijeras
hay un hombre doblado masticando su nombre
hay la mirada que está entre en mis omóplatos
como un arpón clavado en la boca de un pez
me ha descubierto y soy pequeña
habrá castigo
su corpiño de yeso sube y baja en el asma de esa respiración
me sienta en la blandura del regazo
y es el olor de su alimento pasto de enloquecer
suave como una madre
que apagase la luz para matarme

lunes, 8 de enero de 2018

Piero De Vicari -Cota 562

Piero De Vicari, San Nicolás, Buenos Aires, 24 de febrero 1963



Cota 562

                                             “El informe final de las excavaciones arqueológicas
                                               en la línea defensiva republicana de Raïmats (entorno
                                               de la Cota 562), arroja  nueva información sobre el
                                               caso del polémico soldado. Según los nuevos datos,
                                               Xarli sería catalán, de clase media y diestro. El desdichado
                                               militar murió en combate en noviembre de 1938 en
                                               los últimos compases de la Batalla del Ebro protegiendo
                                               heroicamente la retirada de sus camaradas. Aguantó
                                               firme, pegó un montón de tiros y, según revelan las
                                               investigaciones, murió por una granada que al explotar
                                               le arrancó la mano derecha, le destruyó la pierna y
                                               le llenó de metralla el pecho…”

                                                                              Jacinto Antón “El País.com”, Cataluña...


Te encontraron, Xarli
o como te llames
te encontraron.

No fue necesario el juicio final
para que tus huesos
florecieran en el polvo.

Estabas allí, entre raíces y viejas humedades,
solo, pariendo muertos
en la fría mañana de un noviembre.

Despojado de las sombras
tu cepillo de dientes
junto a los huesos.

Tu brillantina Myrurgia
junto a los huesos.

Tu navaja, tu escudilla militar,
tus hebillas y botones, tu recipiente metálico para afeitado
junto a los huesos.

Tus fragmentos de cartón, papel y plástico
junto a los huesos.

Tus huesos
a merced de los franquistas de Navarra.

De espaldas, la vida se te fue en un soplo.
De espaldas, te cubrieron de barro
para ocultar la libertad,
ahora desnuda,
ahora vacía en la riberas del Ebro.

La muerte, hermano manco,
se llevó tu mano derecha,
tus cinco dedos diestros,
tus uñas como un mascarón de proa
y te dejó recostado en la mortaja del mundo,
otra vez solo:
flor de podredumbre en La Fatarella.

Tu mano, Xarli,
la muerte se llevó tu mano
y tu brazo de ahí en más sin mano
fue una palabra rancia amotinada en lo oscuro,
en un siglo que bosteza
tus botas del talle 42,
tu macuto catalán
envuelto de fantasmas y lloviznas.

¿Cuántas muertes son tus muertos?
preguntó el fusil Mosin Nagant
antes de enderezar tu perfil
y dejarlo enterrado
en la boca del lobo.

¿Cuántas muertes son tus muertos?
volvió a preguntar el fusil Mosin Nagant
antes que el aliento elucubrara
tus pulmones de sarga,
tus infinitas lenguas
envejecidas de espanto.

Bienaventurados los despojos
que vuelven a la luz con tu mirada,
con tu anonimato ungido por piadosas larvas
y medallas al honor que en el hueco de tu pecho
reverdecen.

Sean bienaventurados en el hoy
que nos trae de nuevo tu presencia,
comulgando en el milenio de faisanes
y proxenetas financieros,
de sondas estelares y átomos revelados,
del genoma que esquiva
nuestra levedad
de pluma enamorada.

La guerra se ha perdido, Xarli
y es hora que lo sepas.





sábado, 6 de enero de 2018

Pamela Terlizzi Prina -Principio de razonabilidad

Pamela Terlizzi Prina, Ramos Mejía, Buenos Aires, 2 de mayo 1980


Principio de razonabilidad 

La enciclopedia dice
sin dejar espacio a la duda
quién es su padre.
Resulta una cadena
de hechos, encuentros,
casas, ventanas, puertas abiertas,
certificados y sellos.
Elementos de brujería,
como átomos, iones, células
completas e incompletas,
espejos,
la marca que deja la mordida.

Pero
no dice días,
enfermedades eruptivas,
diplomas universitarios.
No dice la certeza que embriaga a quien ignora,
el acto de fe
que supone parir.
Pero carece.
Ha venido sin ábaco
y no le alcanzan los dedos para contar.
Son años,
páramos completos,
sembradíos,
todas las palabras que no se han omitido,
las escaleras de una ciudad,
las luces apagadas por ahorro,
las canillas que gotean,
todas.
Pero
no dice el mecanismo idiota de la repetición.
De los remedios cuando se debe,
de los delitos encubiertos,
de la construcción intuitiva.
Pero
no dice la sátira,
la mano extendida y mucho gusto,
mi nombre es cualquier cosa,
una receta de televisión,
un eco.
Pero nada
nada
nada
de lo que se ha escrito.


jueves, 4 de enero de 2018

Andréi Voznesenski -¡Silencio!

Andréi Voznesenski, Moscú, 12 de mayo 1933 – Moscú, 1 de junio 2010
Traducción Natalia Litvinova


¡Silencio!

Quiero silencio, silencio...
¿Acaso mis nervios se quemaron?
Silencio...
para que la sombra del pino,
fría, como una travesura, cosquilleando
se deslice
por toda la espalda hasta el meñique del pie.
Silencio...

Los sonidos están desconectados.
¿Cómo se llamarán tus cejas cuando la marea baje?
La comprensión
silenciosa
del silencio.

El sonido se retrasa después de la luz.
Abrimos la boca demasiado.
El presente es innombrable.
Hay que vivir en sensaciones, en colores.

La piel también es una persona,
tiene impresiones, voces.
Para ella un roce musical
es como el canto del ruiseñor para la oreja.

Cómo pueden vivir así, charlatanes,
¿El té, otra vez a las apuradas?
¿Acaso no gritaron lo suficiente?
Silencio...

Estamos inmersos en lo otro...
En el curso de una naturaleza misteriosa,
por el olor acre del humo
sabemos que regresan los pastores.

Significa que cae la tarde. La comida espera.
Ellos fuman, callados como las sombras,
y a los perros, como a los encendedores,
les brillan las lenguas silenciosas.

martes, 2 de enero de 2018

San Juan de la Cruz -Cántico

San Juan de la Cruz, Fontiveros, 24 de junio 1542-Úbeda, 14 de diciembre 1591 


Cántico

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ido.

Pastores, los que fueres
allá por las majadas al otero,
si por ventura vieres
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
no cogeré las flores,
ni temeré a las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

¡Oh bosques y espesuras
plantadas por la mano del Amado!,
¡oh prado de verduras
de flores esmaltado!,
decid si por vosotros ha pasado.

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura;
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.

¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de veras;
no quieras enviarme
de hoy más mensajero
que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjanme muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.

Mas, ¿cómo perseveras,
¡oh vida!, no viendo donde vives,
y haciendo por que mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes?

¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y, pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacedlos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre de ellos,
y sólo para ti quiero tenerlos.

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.

Mi Amado las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

Cogednos las raposas,
que está ya florecida nuestra viña,
en tanto que de rosas
hacemos una piña,
y no aparezca nadie en la campiña.

Detente, cierzo muerto;
ven, astro, que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto,
y corran tus olores,
y pacerá el Amado entre las flores.

¡Oh ninfas de Judea!,
en tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea,
poblad los arrabales,
y no queráis tocar nuestros umbrales.

Escóndete, Carillo,
y mira con tu faz a las montañas,
y no quieras decidlo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas.

A las aves ligeras,
leones, ciervos, gamos saltadores,
montes, valles, riberas,
aguas, aires, ardores,
y miedos de las noches veladores:

Por las amenas liras
y canto de sirenas os conjuro
que cesen vuestras iras
y no toquéis al muro,
porque la esposa duerma más seguro.

Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos del Amado.

Debajo del manzano,
allí conmigo fuiste desposada;
allí te di la mano,
y fuiste reparada
donde tu madre fuera violada.

Nuestro lecho florido,
de cueva de leones enlazado,
en púrpura teñido,
de paz edificado,
de mil escudos de oro coronado.

A zaga de tu huella
las jóvenes recorren el camino,
al toque de centella,
al adobado vino,
emisiones de bálsamo divino.

En la interior bodega
de mi Amado bebí, y, cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía,
y el ganado perdí que antes seguía.

Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa;
allí le prometí de ser su esposa.

Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.

Pues ya si en el ejido
de hoy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me he perdido,
que, andando enamorada,
me hice perdediza y fui ganada.

De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas,
en tu amor florecidas
y en un cabello mío entretejidas.

En sólo aquel cabello
que en mi cuello volar consideraste,
mirástele en mi cuello
y en él preso quedaste,
y en uno de mis ojos te llagaste.

Cuando tú me mirabas,
su gracia en mí tus ojos imprimían;
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo que veían.

No quieras despreciarme,
que si color moreno en mí hallaste,
ya bien puedes mirarme,
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mí dejaste.

La blanca palomica
al arca con el ramo se ha tornado,
y ya la tortolica
al socio deseado
en las verdes riberas ha hallado.

En soledad vivía,
y en soledad ha puesto ya su nido,
y en soledad la guía
a solas su querido,
también en soledad de amor herido.

Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.

Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos iremos
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos,
y el mosto de granadas gustaremos.

Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.

El aspirar el aire,
el canto de la dulce filomena,
el soto y su donaire
en la noche serena,
con llama que consume y no da pena.

Que nadie lo miraba,
Aminadab tampoco aparecía
y el cerco sosegaba,
y la caballería
a vista de las aguas descendía.